Triste día para todos aquellos que tengan siquiera un leve interés en el punk rock, el feminismo, la libertad de expresión y la justicia. Nadezhda Tolokonnikova, Maria Alyokhina y Yekaterina Samutsevic fueron declaradas culpables de los cargos presentados contra ellas por vandalismo por un jurado de Moscú.
La pena máxima a la que se enfrentan es de siete años, algo que va más allá de lo absurdo y lo ridículo ya que durante la protesta de las Pussy Riot ningún bien material resultó dañado ni hubo personas nadie heridas (aparte de, quizá, el ego de Putin y la imagen pública de la Iglesia Ortodoxa rusa), pero nada de eso, que nosotros sepamos, supone un delito contra nada de lo que protege la legislación rusa (todavía).
La parte acusadora en este proceso no busca una sentencia completa de siete años, pero sí está tratando por todos los medios de asegurarse de que Tolokonnikova, Alyokhina y Samutsevic se tiren los próximos tres años haciendo “labores correctivas”.
Este juicio que más bien parece una farsa ha hecho que la atención del mundo se posara en la banda, con grupos de protesta a favor de Pussy Riot concentrándose, anticipando el veredicto, en el exterior de las embajadas rusas de todo el planeta para hacer patente su rabia.
En Moscú, la policía ya ha empezado a actuar contra las concentraciones de protesta mientras los jueces siguen deliberando el cierre definitivo del caso. Y, por alguna extraña razón, Gary Kasparov ha sido arrestado: el usuario de twitter Olaf Koens (@obk) posteó hace poco esta imagen del genio del ajedrez siendo introducido, esposado, dentro de una furgoneta policial:
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