Un alud devastador
El aluvión de agua, troncos y barro cruzó la ciudad que quedó sin luz e incomunicada. Dejó un saldo provisional de dos muertos y varios desaparecidos. Un espacio de unos 600 metros en cada una de las márgenes del río Tartagal quedó inundado, afectando entre otros a dos barrios humildes: Villa Saavedra y Santa María. Quedó cortada la ruta 34 que une la ciudad de Salta con Tartagal. Los vecinos afirman que los troncos bajaron de las zonas altas arrastrados por las correntadas y destrozaron casas, puentes y todo lo que encontraron en su camino. Un puente de hierro del ferrocarril de casi cien metros, fué arrancado y en parte arrastrado por las aguas.
Tras la tragedia, los pobladores recorrían los lugares de lo que antes habían sido sus viviendas, tratando de rescatar del barro alguna cosa que pudiera ser útil. Una tarea ingrata, dolorosa e interminable. Por todas partes se observaban trozos de muebles, ropas, electrodomésticos, siempre entremezclados en el lodo con las ramas y troncos. En algunos puntos de esos barrios, la gente se organizaba llevando a los lugares altos y menos embarrados lo que iban recogiendo, con la esperanza de que pudieran ser cosas recuperables una vez lavadas. Con el correr de las horas Defensa Civil, empleados municipales, bomberos y fuerzas de seguridad fueron aportando su tarea, mientras cientos de pobladores eran evacuados a complejos deportivos, hospitales o centros comunitarios. Se anunciaba que el corte de luz era preventivo, porque habían caído postes de alumbrado eléctrico y estaban en contacto con las aguas.
Ayuda para Tartagal
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