CIUDAD DE MÉXICO.- En el comedor del área internacional de la Terminal 1 del Aeropuerto capitalino, Don Augusto espera a su hijo. Lleva cuatro años esperándolo.
Siempre que alguna empleada o pasajero le preguntan sobre el motivo por el que aguarda, su respuesta es: "espero a mi hijo. Va a llegar en un vuelo de Estados Unidos".
Su hijo no llega. Y él permanece en el aeropuerto. Ahí vive, ahí duerme. Su "habitación" está en un rincón al final del pasillo, donde terminan las mesas del comedor, justo al lado de un local de comida rápida que fue cerrado.
Ahí, cerca de la sala F, todas las noches tiende un cartón y sus cobijas.
También los policías auxiliares y los suboficiales de la Policía Federal se han acercado a Don Augusto. Le preguntan y repite la historia de que su hijo vendrá pronto.
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