15. British Sea Power.
Machineries of Joy. Una obra magnífica que aprovecha de maravilla los recursos del estudio de grabación para entregar un álbum hermoso y elegante, divertido y seductor. El poderío de la mar británica a plenitud.
14. James Blake.
Overgrown. El talento de este joven cantante y compositor queda patente en este su segundo disco, un trabajo propositivo y lleno de canciones amorosas en ambientes llenos de neblina y lobreguez. Misterio y romanticismo decimonónico traducido en inquietantes baladas electrónicas.
13. The National.
Trouble Will Find Me. Un disco lleno de paradojas. Dulce pero ansioso, conmovedor pero exasperado, bello pero demoniaco, con una música que hace honor a la vulnerabilidad humana y a la insignificancia final de los sentimientos. Una obra hermosamente triste.
12. Atoms for Peace.
Amok. La creatividad de Thom Yorke no deja de sorprender. Con este primer disco de su proyecto alterno, ofrece una serie de composiciones audaces y propositivas. Un álbum estupendo, tan cerebral como emocional, tan técnico como visceral.
11. Low.
The Invisible Way. El grupo anti-grunge por antonomasia en un plato sutilmente minimalista. Producido por Jeff Tweedy,
The Invisible Way es una obra de gran madurez creativa, una colección de canciones tan intensas como entrañables.
10. Steve Mason.
Monkey Minds in the Devil’s Time. El tercer álbum solista del líder fundador de The Beta Band es una colección de brillantes gemas en las que desarrolla algunas de sus inquietudes de crítica social, pero sobre todo propone una música estupenda, variada, inventiva. Un enorme disco.
9. Arcade Fire.
Reflektor. Aguardado con ansiedad por tirios y troyanos, el cuarto
opus de los canadienses no alcanzó las alturas de sus tres antecesores. Un gran disco, digno de aparecer en las listas de lo mejor del año, pero era tanto lo que se esperaba que no cumplió con las expectativas generadas.
8. Julia Holter.
Loud City Song. Música profunda de matices atmosféricos y poéticos. Julia Holter ha producido un disco que es una obra de arte en la que sus acercamientos al rock, el jazz, la electrónica, el dream pop y el avant garde sólo pueden describirse como perfectos.
7. Queens of the Stone Age.
…Like Clockwork. Un álbum que recurre a las raíces de QOTSA para retrotraerlas al presente y actualizarlas con genio, elegancia y poderío. Pudo ser el disco más destacado del año…, pero hubo otros mejores.
6. Nine Inch Nails.
Hesitation Marks. Un disco duro, oscuro, espeso, contundente. Trent Reznor vuelve por sus fueros, esta vez con una sabia contención que sin despojar de su filo crítico a las composiciones, las equilibra y las enriquece.
Extraordinaire.
5. Laura Marling.
Once I Was an Eagle. Intimista, provocativa, intensa, sensual, la música de Marling resulta perfecta para su voz cálida e intencionada que en este álbum se ve enmarcada por una instrumentación sobria y austera. Un disco para almas etéreas y espectrales.
4. Janelle Monáe.
The Electric Lady. Monáe sigue haciéndonos pensar que es una extraterrestre genial y con la tercera parte de su monumental concepto
Metropolis, establece que lo suyo es la más compleja variedad musical. Impactante.
3. These New Puritans.
Field of Reeds. Una obra de arte. Composiciones armónicamente intrincadas, constantes rompimientos rítmicos y melodías que van de la belleza celestial a lo infernalmente escalofriante. Avant-garde, jazz, rock, aires clásicos y pasajes que parecen parte del
score de una película inexistente. Una joya absoluta.
2. Arctic Monkeys.
AM. Un vehículo de placer totalmente rocanrolero. Un viaje gozoso por territorios de enorme belleza musical y un espíritu desafiante y altivo que resume lo mejor del rock inglés de todas las épocas. En verdad espléndido.
1. Pearl Jam.
Lightning Bolt. Una verdadera obra maestra. Uno de los mejores álbumes de Pearl Jam, incluso a la altura del legendario
Ten de 1991, aunque con marcadas diferencias. Doce composiciones extraordinarias que lo mismo recrean el clásico sonido del grupo que incursionan en nuevos aires estilísticos. El disco del año.