31 ago 2012

Así quedo el camión de la banda el Recodo después de Accidente





Según publicó el sitio PeopleEnEspanol.com, La Banda el Recodo sufrió un accidente en las afueras de San Antonio, Texas. Menciona que el autobús donde viajaba la banda se volcó, dejando a la mayoría de los músicos heridos y al líder del grupo, Poncho Lizárraga, con una pierna rota y en estado delicado. El sitio de People en Español cuenta que el accidente "ocurrió cuando el chofer del autobús iba manejando por la carretera 123 y un automovil entró en sentido contrario. Para evitar chocar de frente con el auto, el chofer del autobús lo esquivó y fue cuando se volteó el camión". La mayoría de los músicos sufrieron heridas y tuvieron que ser llevados en helicóptero a diferentes hospitales de la ciudad. Al parecer el bus de la Banda los Recoditos venía detrás del autobus del Recodo, pero, afortunadamente, a ellos no les pasó nada.

La Leyenda sobre el tablero del ajedrez


El ajedrez es un juego antiquísimo. Cuenta muchos siglos de existencia y por eso no es de extrañar que estén ligadas a él leyendas cuya veracidad es difícil comprobar debido a su antigüedad. Precisamente quiero contar una de éstas. Para comprenderla no hace falta saber jugar al ajedrez; basta simplemente saber que el tablero donde se juega está dividido en 64 escaques (casillas negras y blancas, dispuestas alternativamente).
El juego del ajedrez fue inventado en la India. Cuando el rey hindú Sheram lo conoció, quedó maravillado de lo ingenioso que era y de la variedad de posiciones que en él son posibles. Al enterarse de que el inventor era uno de sus súbditos, el rey lo mandó llamar con objeto de recompensarle personalmente por su acertado invento.
El inventor, llamado Seta, presentóse ante el soberano. Era un sabio vestido con modestia, que vivía gracias a los medios que le proporcionaban sus discípulos.
—Seta, quiero recompensarte dignamente por el ingenioso juego que has inventado —dijo el rey.
El sabio contestó con una inclinación.
—Soy bastante rico como para poder cumplir tu deseo más elevado —continuó diciendo el rey—. Di la recompensa que te satisfaga y la recibirás.
Seta continuó callado.
—No seas tímido —le animó el rey—. Expresa tu deseo. No escatimaré nada para satisfacerlo.
—Grande es tu magnanimidad, soberano. Pero concédeme un corto plazo para meditar la respuesta. Mañana, tras maduras reflexiones, te comunicaré mi petición.
Cuando al día siguiente Seta se presentó de nuevo ante el trono, dejó maravillado al rey con su petición, sin precedente por su modestia.
—Soberano —dijo Seta—, manda que me entreguen un grano de trigo por la primera casilla del tablero del ajedrez.
— ¿Un simple grano de trigo? —contestó admirado el rey.
—Sí, soberano. Por la segunda casilla, ordena que me den dos granos; por la tercera, 4; por la cuarta, 8; por la quinta, 16; por la sexta, 32...
Basta —interrumpióle irritado el rey—. Recibirás el trigo correspondiente a las 64 casillas del tablero de acuerdo con tu deseo: por cada casilla doble cantidad que por la precedente. Pero has de saber que tu petición es indigna de mi generosidad. Al pedirme tan mísera recompensa, menosprecias, irreverente, mi benevolencia. En verdad que, como sabio que eres, deberías haber dado mayor prueba de respeto ante la bondad de tu soberano. Retírate. Mis servidores te sacarán un saco con el trigo que solicitas.
Seta sonrió, abandonó la sala y quedó esperando a la puerta del palacio.
Durante la comida, el rey acordóse del inventor del ajedrez y envió a que se enteraran de si habían ya entregado al irreflexivo Seta su mezquina recompensa.



—Soberano, están cumpliendo tu orden —fue la respuesta—. Los matemáticos de la corte calculan el número de granos que le corresponde.
El rey frunció el ceño. No estaba acostumbrado a que tardaran tanto en cumplir sus órdenes.
Por la noche, al retirarse a descansar, el rey preguntó de nuevo cuánto tiempo hacía que Seta había abandonado el palacio con su saco de trigo.
—Soberano —le contestaron—, tus matemáticos trabajan sin descanso y esperan terminar los cálculos al amanecer.
— ¿Por qué va tan despacio este asunto? —gritó iracundo el rey—. Que mañana, antes de que me despierte, hayan entregado a Seta hasta el último grano de trigo. No acostumbro a dar dos veces una misma orden.
Por la mañana comunicaron al rey que el matemático mayor de la corte solicitaba audiencia para presentarle un informe muy importante.
El rey mandó que le hicieran entrar.
Antes de comenzar tu informe —le dijo Sheram—, quiero saber si se ha entregado por fin a Seta la mísera recompensa que ha solicitado.
—Precisamente por eso me he atrevido a presentarme tan temprano —contestó el anciano—. Hemos calculado escrupulosamente la cantidad total de granos que desea recibir Seta. Resulta una cifra tan enorme...
—Sea cual fuere su magnitud —le interrumpió con altivez el rey— mis graneros no empobrecerán. He prometido darle esa recompensa, y por lo tanto, hay que entregársela.
Soberano, no depende de tu voluntad el cumplir semejante deseo. En todos tus graneros no existe la cantidad de trigo que exige Seta. Tampoco existe en los graneros de todo el reino. Hasta los graneros del mundo entero son insuficientes. Si deseas entregar sin falta la recompensa prometida, ordena que todos los reinos de la Tierra se conviertan en labrantíos, manda desecar los mares y océanos, ordena fundir el hielo y la nieve que cubren los lejanos desiertos del Norte. Que todo el espacio sea totalmente sembrado de trigo, y ordena que toda la cosecha obtenida en estos campos sea entregada a Seta. Sólo entonces recibirá su recompensa.
El rey escuchaba lleno de asombro las palabras del anciano sabio.
—Dime cuál es esa cifra tan monstruosa —dijo reflexionando.
— ¡Oh, soberano! Dieciocho trillones cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones setenta y tres mil setecientos nueve millones quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince.

Solución.
Esta es la leyenda. No podemos asegurar que haya sucedido en realidad lo que hemos contado; sin embargo, la recompensa de que habla la leyenda debe expresarse por ese número; de ello pueden convencerse, haciendo ustedes mismos el cálculo. Si se comienza por la unidad, hay que sumar las siguientes cifras: 1, 2, 4, 8, etc. El resultado obtenido tras 63 duplicaciones sucesivas nos mostrará la cantidad correspondiente a la casilla 64, que deberá recibir el inventor. Operando como se ha indicado en páginas anteriores, podemos fácilmente hallar la suma total de granos, si duplicamos el último número, obtenido para la casilla 64, y le restamos una unidad. Es decir, el cálculo se reduce simplemente a multiplicar 64 veces seguidas la cifra dos:

2 · 2 · 2 · 2 · 2 · 2, y así sucesivamente 64 veces.

Con objeto de simplificar el cálculo, podemos dividir estos 64 factores en seis grupos de diez doses y uno de cuatro doses. La multiplicación sucesiva de diez doses, como es fácil comprobar, es igual a 1024 y la de cuatro doses es de 16. Por lo tanto, el resultado que buscamos es equivalente a:

1024 · 1024 · 1024 · 1024 · 1024 · 1024 · 16.

Multiplicando 1024 · 1024 obtenemos 1 048 576. Ahora nos queda por hallar:

1 048 576 · 1 048 576 · 1 048 576 · 16.

Restando del resultado una unidad, obtendremos el número de granos buscado.

18 446 744 073 709 551 615.

Para hacernos una idea de la inmensidad de esta cifra gigante, calculemos aproximadamente la magnitud del granero capaz de almacenar semejante cantidad de trigo. Es sabido que un metro cúbico de trigo contiene cerca de 15 millones de granos. En ese caso, la recompensa del inventor del ajedrez deberá ocupar un volumen aproximado de 12 000 000 000 000 m3, o lo que es lo mismo, 12 000 km3. Si el granero tuviera 4 m de alto y 10 m de ancho, su longitud habría de ser de 300 000 000 km, o sea, el doble de la distancia que separa la Tierra del Sol.
El rey hindú, naturalmente, no pudo entregar semejante recompensa. Sin embargo, de haber estado fuerte en matemáticas, hubiera podido librarse de esta deuda tan gravosa. Para ello le habría bastado simplemente proponer a Seta que él mismo contara, grano a grano, el trigo que le correspondía.
Efectivamente, si Seta, puesto a contar, hubiera trabajado noche y día, contando un grano por segundo, habría contado en el primer día 86 400 granos. Para contar un millón de granos hubiera necesitado, como mínimo, diez días de continuo trabajo. Un metro cúbico de trigo lo hubiera contado aproximadamente en medio año, lo que supondría un total de cinco cuartos. Haciendo esto sin interrupción durante diez años, hubiera contado cien cuartoscomo máximo, por mucho que se esforzase.
Por consiguiente, aunque Seta hubiera consagrado el resto de su vida a contar los granos de trigo que le correspondían, habría recibido sólo una parte ínfima de la recompensa exigida

30 ago 2012

Balacera 30 de Agosto 2012 #Saltillo

Reporte preliminar enfrentamiento al Sur 4 delincuentes sin vida, 2 detenidos, 2 GROMS lesionados, 1 estatal lesionado. 22:49

28 ago 2012

[IMAGEN] Trayectoria del huracán Isaac


Hurricane Isaac is predicted to threaten the northern Gulf Coast of the United States, potentially affecting the Florida Panhandle, Alabama, Mississippi and Louisiana. Source: Wikipedia

 Ver imagen mas actual:http://google.org/crisismap/2012-tropical-system-isaac

27 ago 2012

Gary Kasparov genio del ajedrez arrestado por apoyo a Pussy Riot

Triste día para todos aquellos que tengan siquiera un leve interés en el punk rock, el feminismo, la libertad de expresión y la justicia. Nadezhda Tolokonnikova, Maria Alyokhina y Yekaterina Samutsevic fueron declaradas culpables de los cargos presentados contra ellas por vandalismo por un jurado de Moscú. La pena máxima a la que se enfrentan es de siete años, algo que va más allá de lo absurdo y lo ridículo ya que durante la protesta de las Pussy Riot ningún bien material resultó dañado ni hubo personas nadie heridas (aparte de, quizá, el ego de Putin y la imagen pública de la Iglesia Ortodoxa rusa), pero nada de eso, que nosotros sepamos, supone un delito contra nada de lo que protege la legislación rusa (todavía). La parte acusadora en este proceso no busca una sentencia completa de siete años, pero sí está tratando por todos los medios de asegurarse de que Tolokonnikova, Alyokhina y Samutsevic se tiren los próximos tres años haciendo “labores correctivas”. Este juicio que más bien parece una farsa ha hecho que la atención del mundo se posara en la banda, con grupos de protesta a favor de Pussy Riot concentrándose, anticipando el veredicto, en el exterior de las embajadas rusas de todo el planeta para hacer patente su rabia. En Moscú, la policía ya ha empezado a actuar contra las concentraciones de protesta mientras los jueces siguen deliberando el cierre definitivo del caso. Y, por alguna extraña razón, Gary Kasparov ha sido arrestado: el usuario de twitter Olaf Koens (@obk) posteó hace poco esta imagen del genio del ajedrez siendo introducido, esposado, dentro de una furgoneta policial:

22 ago 2012

Me dicen: “el más loco”, la historia de un hombre muerto


Por si no es suficiente la violencia, la extorsión, el secuestro, el miedo y la hibridación cultural de un pueblo de por sí híbrido, el narco vuelve a sorprendernos, pero ahora lo hace con libros. Me dicen: “el más loco”, de Nazario Moreno González, alias El Chayo, es un libro publicado post mortem que circula en ciudades y pueblos de la Costa Grande de Guerrero y Michoacán, sin que nadie, ni el Ejército, pueda detener su distribución. Además, se sabe que Moreno es autor de otras dos publicaciones que son lecturas obligadas para los miembros de La Familia, uno de ellos titulado Pensamientos y el otro, una especie de manual para sus correligionarios. Ninguno de esos dos tiene la popularidad de Me dicen: “el más loco”. En la breve historia humana, son pocos los libros que se han prohibido. Controversiales ha habido por racimos, pero llegar al extremo de recogerlos, son casos poco frecuentes. La metamorfosis, de Franz Kafka, fue prohibida en los regímenes nazi y soviético. Mientras que La naranja mecánica, de Antony Burgess, tiene un largo historial como libro vedado en Estados Unidos. La queja recurrente era el lenguaje inapropiado. A su vez, Lolita, de Nabokov, fue prohibida en Francia e Inglaterra, por considerarla pornográfica. En México han existido libros censurados en algunos círculos, ya sea por su contenido insurrecto o por afectar intereses. En Guerrero el escenario es variado: el libro hasta ahora inédito Los papeles de la sedición y la verdadera historia político militar del Partido de los Pobres, de Francisco Fierro Loza, permanece sin ver la luz, pues Fierro Loza fue lugarteniente de Lucio Cabañas y todo lo que huela a guerrilla tiende a ser vetado. En 2006 y en otras circunstancias, la novela Fisuras en el continente literario, de Federico Vite, fue censurada por escritores cercanos a Octavio Paz que se sintieron ofendidos el tratamiento que Vite le dio al nobel. Sin embargo, ni en Guerrero ni en México, un libro había sido decomisado por el Ejército o corporaciones policiacas, como ocurre con Me dicen: “el más loco”. Cualquier ciudadano que sea visto con este libro será detenido, interrogado y la publicación les será confiscada. Algunos, incluso, han sido arrestados, como ocurrió con dos menores de edad el pasado 5 de junio, cuando fueron sorprendidos por marinos mientras repartían ejemplares en Zihuatanejo. El argumento de las fuerzas castrenses es que el texto “posee contenido subversivo”. Mientras son peras o manzanas, nadie puede negar la efectiva distribución de este material: en lugares masivos como parques o estaciones de transporte público, suelen dejar ejemplares para que la gente lo tome; en ciudades y pueblos de la Costa Grande el libro es repartido a diestra y siniestra. Me dicen: “el más loco” es tema de conversación entre la gente, quizá por lo prohibido y también, porque el narco es un asunto frecuente y además, preocupante
http://noticias.terra.com.mx/mexico/seguridad/ejercito-decomisa-libros-sobre-el-chayo-moreno-en-guerrero,73f4c0e237fb7310VgnVCM5000009ccceb0aRCRD.html

14 ago 2012

Wet Koala by Flickr user Oz_drdolittle

Wet Koala 3

¿Por qué tomamos fotografías? By Inti Acevedo



Para ayudar a la memoria y romper el tiempo. Para contar historias, nuestras historias. Para detener los segundos y nunca estar viejos. Para que nos recuerden cuando no estemos, o no seamos los mismos. Tomamos fotografías porque queremos trascender y vivir los mejores momentos por siempre. Queremos romper las leyes de la física, queremos aumentar el color, queremos ampliar el blanco y el negro, queremos desenfocarnos para enfocarnos. Queremos usar filtros que deterioran la imagen, queremos que lo nuevo se vea viejo y lo viejo se vea nuevo. Queremos compartir con nuestra familia y amigos aquellos viajes a los que no fueron invitados, o las fotos de la fiesta a la que si fueron invitados. Queremos subir fotos en Twitter, en Facebook, en Instagram, en Flickr y en cuanta cosa inventen. Para ser las estrellas de rock en nuestras 15 fotografías de fama. Queremos compartir con el mundo lo que nuestros ojos ven.
Pero en este maravilloso proceso nos olvidamos de vivir el momento. Nos ocupamos más del recuerdo que perdurará en nuestros computadores o redes sociales, que el recuerdo que se creará en nuestra mente. No vivimos lo que vivimos, lo fotografiamos. Vamos a un concierto y lo primero que sacamos es el teléfono, somos los zombies que se alimentan de imágenes que serán descargadas o subidas, pero raramente vistas. Es la inmediatez de la ultima foto que perdura en nuestras retinas pocos segundos. Y esto solo si tenemos la mínima organización de bajar, ver y subir la foto. Millones de veces, en todos los rincones del mundo, en miles de tarjetas de memoria, ocurre el absurdo acto de: bajo las fotos al cementerio del disco duro, no las miro, no las ordeno, no vivo el recuerdo de aquello que no viví por tomar fotos que alimentan de color a los silenciosos gigabytes del olvido.
RAW, JPG, Canon, Nikon, DSLR, megapixeles nos invaden la cabeza y nos creemos los mejores fotógrafos del universo porque tenemos (o queremos tener) la “mejor” cámara del mundo. Pero lo que importa no es con que tomamos una fotografía, es la pasión y creatividad que ponemos al disparar lo que cuenta. No es la cámara, es el fotógrafo. Pero vamos más allá: si el fotógrafo es bueno, pero se encuentra enfermo de fotolocotomofilia, no vale de nada. Alguien que no vive antes de tomar una foto, nunca será el mejor fotógrafo del mundo.
Hay que detenerse y preguntarse: ¿Por qué tomamos fotografías?, es el inicio, es el momento. Puedes responder en los comentarios de este post y comenzar el cambio. Antes de ahogarnos en la era de la iPhoneografía.
Luego tenemos que crear nuestro código a lo Dexter y apegarnos al mismo. Hay que vencer a nuestro pasajero oscuro que quiere tomar 10.000 fotos en una semana.
  • Tenemos que tener claro cuántas fotografías podemos ordenar y procesar por día. Si podemos hacerlo con 100 fotos, eso es el máximo que deberíamos tomar.
  • Hay que decidirse por un programa para administrar fotos: iPhoto y Picassa van bien.
  • Hay que definir un sistema de almacenamiento local, y otro en Internet. Google+, Facebook o Flickr funcionan muy bien para esto.
  • Hay que crear un sistema de trabajo: bajar las fotos, abrir el programa de organización de fotos, seleccionar las mejores, editar las mejores, colocar el sitio en que fueron tomadas, subirlas a Internet, enviarlas por correo a la familia, imprimirlas.
  • De un viaje o evento especial hay que seleccionar las 10 mejores fotos por día y subirlas a Internet.
  • Hay que seleccionar las mejores 2 fotos y subirlas a Flickr o destruirlas con Instagram.
  • Hay que imprimir 5 fotos de cada momento especial de tu vida.
  • Hay que mandar a imprimir un libro de fotos (iPhoto lo hace bien) de cada año de tu vida.
  • Hay que borrar las fotos repetidas, o las malas, o las desenfocadas (si estas en la etapa enfocada de tu vida).
  • Las fotos borracho o desnudo, guárdalas muy bien. No las subas al Facebook. Te arrepentirás luego.
  • Cada año selecciona tu mejor foto y envíala a los concursos de fotografía.
  • No tomes fotos en conciertos. O toma 18 fotos y ya. Tienes que vivir la música y disfrutar que está en vivo. No tomes videos malos, y mediocres que nunca más vas a volver a ver en toda tu vida.
  • Cuando llegue al mundo tu hijo, tómale una foto, la primera, luego dale la cámara a algún primo enfermo de las fotos, y disfruta el momento. No todos los días llega al mundo alguien que te acompañará hasta tu muerte.
  • Compra una cámara que no pese mucho. Si eres un fotógrafo profesional o que se cree profesional compra dos cámaras, la Canon cara y pesada, y luego otra liviana y sin espejo, y sin un sensor Full Frame, pero que sea buena. Hay toda una generación de cámaras así naciendo en este momento (Olympus OMDSony NEX-7Fujifilm X-Pro 1).
  • Busca a tus mejores amigos, viaja con ellos a un sitio, tómense una foto, una sola allí. Luego cada año repite lo mismo, que la fotografía sea una excusa para el viaje y la experiencia de compartir con ellos.
  • Dale un espacio a la fotografía en tu vida, pero no un espacio a la vida en tu fotografía.
Es cosa de detenernos a reflexionar un poco, de apagar los teléfonos, de vivir algunos días como si estuviéramos en el cine. ¿Quién toma fotos en el cine? Tenemos que hacer primero la película de nuestras experiencias en este mundo, en nuestros recuerdos, disfrutar hasta el tuétano de los momentos, y luego que el momento que vivimos nos embriague, incluir en ese disfrute mágico, ese click que a veces entorpece y que con un poco de inteligencia podría sumar un recuerdo o una imagen memorable.
Hay que relajarse, no todo se puede fotografiar